martes, 16 de septiembre de 2008

34th Memory

Salgo de casa. Madrid se encuentra al igual que un sofocante y caluroso día de verano. Yo, inoportuno, llevo unos pantalones largos, playeros y calcetines altos. El sol es completamente achicharrante y aunque llevo gafas de sol, su utilidad parece ser mínima en estas condiciones. Camino a lo largo de la calle. A mi izquierda una gran cantidad de bancos se encuentran despoblados...aquellos en los que sentarse sería como apoyar un mísero dedo meñique en la vitrocerámica de la cocina, mientras que, salteados, aquellos en los que la sombra de los pocos árboles que se ven durante el camino acecha, se encuentran altamente poblados. Poblados por personas muy diferentes, aunque la mayoría de avanzada edad. Me acuerdo de una señora que siempre se encuentra sentada en el mismo banco, de la misma manera, con una gran variedad de bolsas de colores y todo tipo de artilugios. Siempre viste sus mejores ropas, y un pintalabios color carmín que tapa las heridas de una boca descuidada. Y ahi permanece durante todo el día, sentada...Su único movimiento es para divisar, de vez en cuando, la carretera.
Continúo, las obras de la nueva infraestructura del metro entre las torres Kyo provocan, además de un ruido ensordecedor, una gran polvareda que junto al potente viento que acecha en esa avenida, me hacen sentirme en mitad de una tormenta de arena.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una linda caminata solo, nada te hace daño, al menos tu panorama estuvo mejor que el mio la última vez que hice eso.

Besos

Anónimo dijo...

Me he reconocido a mí mismo en varios detalles la verdad... Precioso post...