jueves, 19 de agosto de 2010

Decisiones dramáticas.

Como todos sabéis, los cambios drásticos requieren decisiones drásticas. No sé si alguno ya se estará oliendo cuál será el tema de mi post de hoy. Dentro de una semana -más o menos- estaré volando hacia Boston.
Sí, es el comienzo de algo nuevo y completamente diferente. Pero este gran cambio significa que dejo muchas cosas importantes atrás. Por decirlo de alguna manera, dejo atrás todo aquello que ha formado y sigue formando parte de mi vida: mi familia, mis amigos, mi casa, mi escuela... y mi novio.
Acabamos de dejarlo. No puedo decir otra cosa porque no tengo palabras que puedan describirlo. La distancia mata, y ha sido todo un verano sin vernos y ahora tanto tiempo separados. No va a funcionar. Me ha costado, pero al final hemos hablado y los dos creemos que es lo mejor.

Lo cierto es que es lo más justo para ambos. Para mi van a ser todo experiencias nuevas, voy a estar cargado de cosas diferentes que no me dejarán ni un sólo minuto libre para pararme y pensar en todo lo que hay en España. Sin embargo el seguirá con la misma vida de siempre -bueno, no creo que la misma exactamente (eso espero), pero más o menos- pero sin mi. No sé. Espero que no suene egoísta porque de verdad que no es así.

domingo, 8 de agosto de 2010

Accidentes Albertianos

Ya hacía tiempo que no me ocurría nada especialmente "gordo". Y no, no me ha tocado la loteria -ya me gustaría a mi-.
Digamos que toda esta nueva odisea en la que me encuentro, daba comienzo el pasado jueves. Yo como cada día durante esta pasada semana, estaba acudiendo al intensivo de verano de mi escuela. La verdad es que me estaba gustando mucho. Era agotador, pero interesante.

Este mismo día decidí que sería mi última oportunidad para poder hablar con Víctor y contarle, de una vez por todas, lo que iba a ocurrir el curso que viene. Así que estuve esperando por él, ya que sólo estaría antes de mi clase o durante el tiempo de ésta, ya que esa misma mañana cogería un avión.
Pedí permiso a mi profesora, la cual entendió mi preocupación perfectamente.
Pensé que estaría esperándole, no sé, como máximo media hora. No fue así. Se fue a tomar un café y trasladó una reunión con todo el equipoc de la escuela a dicha cafetería. No me quedó otro remedio que sentarme en la recepción y esperar.
Durante la larga espera, dió incluso tiempo a que un camión que llevaba sin ponerle el seguro a la pata, se llevase por delante la mitad del coche, haciendo explotar las ruedas, de la chica que trabaja en la recepción. Lo cierto es que nos llevamos un susto bien grande.
A todo esto, yo ya me había perdido casi tres cuartos de la barra. Estaba claro que subiese cuando subiese no iba a tener una buena clase, ya que estaba sin calentar y sin hacer barra.

Una hora después aparece Víctor. No me lo pienso dos veces y le comento que tengo que hablar con él sobre algo importante. Yo sabía que él lo sabía por tanto ya estaba jugando en terreno seco.
Sin más rodeos inicié mi discurso:

"Bueno, Víctor, quería decirte....bueno supongo que ya lo sabes, que me quedo en Boston durante el año. Pîenso que es una buena oportunidad y me han ofrecido muchas posibilidades si trabajo de la manera que ellos esperan que lo haga..."

Tras esto, él me corta la frase. Me echo hacia atrás en la butaca de cuero de su despacho esperando un grito foraz que consiga dejarme sin palabras.
Para mi sorpresa, nada de esto ocurre. En todas las situaciones recreadas en mi cabeza sobre este momento, ninguna tenía similar alguno. Me había quedado boquiabierto y estuve sin decir nada por lo menos un minuto. Después comencé a decirle todo lo que le agradecía lo que me había enseñado, que era practicamente todo lo que yo sé. Le dije gracias como unas cien veces. Y la verdad es que aún ahora no me considero haber sido un pesado. Porque es como de verdad lo siento. Estoy realmente agradecido de todo lo que he aprendido en esta escuela. En mi escuela. Sin todos estos conocimientos nunca habría conseguido la posición en la que me encuentro ahora.

Me despido con un fuerte abrazo y un enorme beso y me dispongo a subir a la clase. Por el camino me encuentro con una profesora, la cuál le pregunta cómo me ha ido. Le contesto que bien y sigo subiendo por las escaleras.

Ya estaban en el centro. Me coloqué en una de las barras laterales y me dispuse a calentar un poco, aún sabiendas de que iba a ser en vano. La mala clase no me la quitaba nadie. Y así fue. Hay que añadir que mis musculos se hallaban realmente tensos ese día, lo que contribuyo a que ni siquiera pudiese saltar. La profesora, finalmente me dijo que me sentase, que acabaría lesionandome si no lo hacía.
En la sigueinte clase -saltos- estaba aún peor. Me había sentado y no había ni estirado ni calentado. Para más inri, estaba yo solo en la clase, ya que los demñas chicos se habían quedado en el vestuario ya que no les apetecía tomar la clase. A mi eso me da remordimientos de cabeza, así que yo subí, aún sabiendas de que no iba a poder con mi alma.
La clase empezó muy mal. No obstante la profesora se diño cuenta y no me forzó mucho durante la clase. Estaba irritado y enfadado conmigo mismo, cosa que no ayudaba en nada a que mi cuerpo estuviese relajado. Sino que se tensaba aún más y más.
Se me escaparon algunas lagrimas de rabia durante la clase -os parecerá una tontería. A mi tambien me lo parece, pero cada clase es importante para mi. Odio encontrarme tan mal que no pueda rendir un mínimo en una clase-.

Cuando la clase terminó me dirigía hacía la cafeteria. Habia parado por el vestuario para recoger la comida que tenía guardada en la taquilla y ya estaba bajando las ultimas escaleras. Quedaban tres escalones y me disponía a apoyar el pie derecho en el proximo escalón, cuando de repende me falla la rodilla izquierda.
Sin poder reaccionar, me caigo sobre el tobillo derecho, retorciéndomelo al máximo y cayendo rodando el resto de escaleras que quedaban. Estaba tirado en el suelo y sólo oía risas por parte de mis compañeros. Supongo que pensarían que no me había hecho daño. El caso es que sentía muchísimo dolor. No podía parar de llorar y no podía mover el pie derecho.
Cuando se dieron cuanta de que no había sido un resbalón sin importancia, todos acudieron a mi. Llamaron a la gente de recepción y a todos los profesores para que viniesen a ayudarme.

Me llevaron al hospital La Paz de Madrid. Allí no tardaron mucho en atenderme. Me hicieron radiografías. Por suerte estaban limpias. El hueso estaba perfectamente.
La mala noticia es que tengo un esguince. Ya me puedo ir olvidando de la última semana del cursillo -la voy a empezar a llamar la semana maldita, ya que nunca termino (ni comienzo) la última semana de este cursillo. Siempre me pasa algo-.

Ahora mismo me encuentro con la pierna vendada -demasiado para mi gusto-. Sin poder moverme y andando con muletas a todos lados. ¿Mala suerte?

viernes, 6 de agosto de 2010

Boston y nuevos cambios.

Como todos sabéis he pasado cinco semanas en un intensivo de verano en el Boston Ballet. Y como gran noticia he de deciros que me quedo allí. Me han cogido en la escuela, y este mismo Septiembre estaré allí.
De todas formas creo que debo de empezar por el principio:

Todo comienza el 25 de Junio. Viernes. Tenía lugar mi actuación en el festival de fin de curso de mi escuela. Todos estábamos muy nerviosos pero lo cierto es que salió muy bien. Bailábamos todo el Grand Pas del tercer acto de Raymonda e Instantánea Fugaz.
Para no mentiros os diré que me llevo mejor recuerdo de la primera pieza que de la segunda. No salió tan bien debido a los pocos ensayos -o mejor dicho, la poca intensidad- de los mismos.

Todos, tras bailar Raymonda.

Al día siguiente. Digamos que mas o menos a las 7:00h salía mi avión. Esta vez haría parada en el aeropuerto JFK de Nueva York, para después cambiar de avión y aterrizar en Boston en el Logan International.
Viajaba con American Airlines -compañía que no recomiendo a ninguno, a pesar de que yo pensaba que era buena-. La comida estaba bastante bien, pero las condiciones del avión para un viaje tan largo eran pésimas. Se trataba de un avión muy pequeño.
La programación -importante en este tipo de vuelos en los que llega un momento que ya te has terminado todos los Sudokus que llevabas, leído todas las revistas, empezado un libro, y escuchado toda la música del Ipod- era pésima. Así que, para que mentir, me aburrí bastante durante el vuelo.
No obstante, dormí bastante, así que se me pasó rápido.

Sobre las 16:00h llegaba mi avión a Boston. Concretamente a la Terminal D del aeropuerto. La gente del staff del Boston Ballet SDP -o como los voy a llamar durante todo el tiempo RC's- se encontraban en la Terminal C.
Se podía coger un autobús para cambiar de terminal pero yo no lo encontraba, así que ya que se trata de un aeropuerto con forma circular, todas las terminales están conectadas y se puede acceder a ellas caminando. Y eso hice. Me recogerían en la zona de recogida de equipajes de la Terminal C, y allí estaban.
Tuve que esperar un buen rato con ellas, ya que aún faltaban unas cuantas chicas que irían en el mismo autobús que yo.
Ya habíamos llegado a los dormitorios: el Shelton Hall. Se trataba de un precioso edificio con verdes jardines en el exterior. Estaba lleno de gente, de la cual yo no conocía a nadie.
Si no recuerdo mal, se ofrecía limonada, y se estaba realizando una pequeña barbacoa en el exterior. No obstante yo me dirigí con mi maleta -corrijo, "maletón"- hacia el interior del edificio donde se encontraban una gran cantidad de RC's que se dispondrían a tomarme los datos para realizarme mi tarjeta de identificación durante el curso.
Como bien decía el Students Handbook, esos no eran mis dormitorios, sino que eran los de las chicas. Los nuestros se encontraban en la calle paralela: Commonwealth Avenue. No estaba lejos, pero era un incordio tener que andar moviendose, ya que el comedor se encontraba en el Shelton Hall.

Mi habitación, cómo no, en el último piso. Dónde más calor hacía -todo esto, claro está, sin aire acondicionado y sin ascensor (no os quiero ni contar como consegui subir la maleta)-. Las chicas poseían ascensor y aire acondicionado mientras que los chicos nos teníamos que informar con esa cutrez de dormitorios.
Los demás chicos parecía majos, pero ya sabéis que la gran mayoría de los chicos intimidan al principio.

...

Al día siguiente, el domingo, tendríamos la prueba de nivel. Esa mañana desayuné solo... aún no conocía a nadie, aunque me pegué a un grupo de chicos para poder caminar hacia los estudios del Boston Ballet. Había que coger el metro - The T, como lo llaman en Boston- y bajarse en la segunda parada de la linea verde en dirección Goverment Center.
Tendríamos una barra de calentamiento separados en dos clases para subir después al Estudio 7 y realizar la prueba.
Hago un paréntesis aquí para hablar de la grandiosidad del recién nombrado estudio. Creo que es el estudio más grande y más bonito que he visto en mi vida. Eramos como 80 chicos en el aula y aún sobraba espacio. Era magnífico.La prueba fue bien. Me metieron en el nivel más alto M2. -Os voy a ser sinceros: la prueba fue realmente fácil).

Fue en la audición en dónde conocí a Connor. El chico que va a ser mi compañero de piso durante el año en Boston. Y a Jean-Pierre (JP), un adorable chico al que no olvidaré jamás.También estaban Guillaume y Thibault, los dos franceses; Kabba; Steeven; Garrett... en fin, muchísima gente.

JP, Yo y Connor en mi habitación.

Al menos ya no estaba solo. Y poco a poco comencé a tener más y más relación con más gente. He conocido a personas maravillosas durante este cursillo.
También están Aiara y Amaia, mis españolitas favoritas, a las que echo muchísimo de menos.

Bueno, supongo que os iré contando poco a poco historietas de días marcados en Boston. Pero también tengo que contar que esto pues como es normal no sentó del todo bien en mi escuela, como era de esperar.
Si ya sentó mal el que me fuera en verano. Imaginaros esto. Además se enteraron antes de que yo pudiera explicarlo ya que una amiga de mi madre me comentó sin querer en facebook, deseandome suerte para el año próximo en Boston.

No obstante, yo ya he hablado con Víctor y las cosas han ido mejor de lo que me hubiera imaginado. Víctor se mostró bastante comprensible. Lo cierto es que yo estoy imnensamente agradecido por todo lo que me ha enseñado, que es, en grandes palabras todo lo que sé. Está claro que a mi me da pena, me ha costado muchísimo tomar la decisión, y hablo enserio. Sólo espero que haya sido la decisión correcta.