domingo, 11 de marzo de 2012

Un domingo cualquiera

Existe una infinidad de cosas que se pueden hacer en una tarde de domingo, pero no hay nada mejor que no hacer nada.
Hoy, día de cambio horario, puedo decir que la hora no me ha afectado para nada. Aún no me he levantado de la cama -ni pienso hacerlo- exceptuando el bajar a la cocina a comer algo y las escapadas al baño -siempre indispensables-.
Por el momento, ya he tenido la oportunidad de verme dos películas nominadas a los Oscar de este año: En primer lugar el aclamado Hugo, de Martin Scorsese. Una gran película con una bonita historia basada en el libro de Brian Selznick The Invention Of Hugo Cabret. Cuenta la historia de un niño, Hugo. Feliz y alegre solía vivir con su padre, dedicando el tiempo a reparar todo tipo de aparatos de la época, hasta que un día se produce un incendio en el museo dónde su padre trabajaba provocándole la muerte.
Su tío le cuenta la noticia y se lo lleva con él a la estación de tren de París, dónde le enseña a cuidar de todos los relojes de la estación, proporcionándole un lugar donde estar en lugar de ir al orfanato.
Juntos, trataban de reparar un autómata (un robot). Sin embargo, al morir su padre, Hugo tomó cargo en este trabajo pensando que encontraría un mensaje proveniente de su padre al finalizar la reparación.
No obstante, todo lo contrario. Cada paso que avanza se va abriendo paso a nuevos misterios relacionados con el autómata.

La segunda película que tuve el placer de ver fue Extremely Loud and Incredibly Close. Una película centrada en la vida de un niño cuyo padre muere en el atentado contra las Torres Gemelas el 11 de Septiembre.
Con actores de la talla de Tom Hanks y Sandra Bullock, la película te marca desde el primer minuto hasta el último, siguiendo la complicada vida de un niño cuya muerte de su padre trastorna para siempre.
Se la recomiendo extremadamente a todo el mundo, pero cojánse un paquete de kleenex, porque la película emociona como ninguna.

Mi día sigue su curso, y tras calentarme en el microondas unas sobras de pasta del día anterior, le llega el turno a un ballet: Don Quixote por el Dutch National Ballet. Creo que me he enamorado del bailarín principal. Simplemente perfecto. El ballet en general ha sido una maravilla.

No sé si os ocurre a vosotros, pero cuando miro por la ventana y veo un día tan gris como este, me apetece salir afuera. A veces me gustaría poder tener a ese alguien al que le gusta hablar, a mi lado. Alguien con quién poder conversar por el mero hecho de tener una conversación. Ahora mismo me gustaría salir afuera y sentarme junto al lago con alguien especial, viendo como el suave viento roza el agua como una madre mece una cuna con su hijo dentro. Quiero sentir el viento rozar mi cara mientras huelo el suave aroma a lluvia y hoja mojada. Sentirme libre, sin preocupaciones, sin problemas, sin dolores... Tan sólo la brisa, el lago y yo.

1 comentario:

Begoña dijo...

¡Uhyyyyyyyyyyy! que romanticon veo a mi niño.
Seguro que tu sabrás encontrar ese momento en el que te puedas sentir así: libre, sin preocupaciones, sin dolores, etc. etc.
Te quiero cariño