jueves, 13 de enero de 2011

44th Memory: À la recherche de la perfection

Foto: Paris Opera (Palais Garnier)
Estos últimos días que he estado aquí en Asturias, he podido acudir a mi antigua escuela a tomar clase con mis antiguas compañeras y profesoras. Ahora mismo mi cuerpo está quejándose de todo el esfuerzo al que ha estado sometido estos días.
De primeras se puede pensar que cómo es que por cuatro días de clase aquí en Gijón estoy tan muerto y no lo estoy con mi horario normal de clases en Boston. Todo tiene explicación; en Boston estoy igual o más cansado, pero estoy ascostumbrado a ese ritmo y a un tipo determinado de clases y de ejercicios. Aquí todo ha sido diferente, incluso una de mis antiguas profesoras ha estado incidiendo mucho en mí, sin parar de hacerme correcciones... lo que conlleva a que trabajes más duro, te canses más....y si a todo esto le sumamos el que llevaba sin tomar una clase desde el 27 de Diciembre, pues hace la mezcla explosiva perfecta.

Quienes más están gritando son mis cuadriceps, y mis piernas en general (aductores, gemelos...), pero quien llora es mi cerebro. Estos cuatro días, gracias también a esta profesora he vuelto a ver que me falta muchísimo camino por delante. Es más o menos lo que yo le estaba diciendo a ella: en Boston las cosas funcionan muy diferente. Por decirlo de alguna manera -y seguro que estoy exagerando- me da la sensación como que todo vale, que no se centran en detalles tan esenciales de la técnica del ballet como puede ser la colocación de las caderas en la barra. Sin embargo esta profesora ha incidido muchísimo en ello, haciendome ver que no tengo tanta flexibilidad como creo que tengo por culpa de una mala técnica. Podría tener más, pero mis músculos bloquean la articulación impidiendo toda la amplitud del movimiento articular.

Sin embargo, es muy difícil, al menos a mi me parece un esfuerzo cerebral muy grande en cambiar la manera de ejecución de un paso cuando este conlleva dejar de utilizar los grupos musculares que siempre habías usado, o atenuar su intensidad, y comenzar a utilizar otros más internos que no usas tan normalmente.
Es cómo pedirle a alguien que no sabe mover las orejas o levantar una ceja, que comience a hacerlo. Es un gran esfuerzo. Esfuerzo que en mi caso lleva al intento frustrado. Y no estoy siendo negativo. No lo estoy siendo porque quiero conseguirlo, quiero conseguir esa perfección y relajación de movimiento. Pero no lo puedo hacer solo, la autodidaccia consiste el método prueba-error, el cuál mi cuerpo no soportaría a largo plazo.
Necesidad, un profesor que pueda prestarme más atención, o que al menos se fije en estas cosas y no permita que ni yo ni los demás alumnos que pueda haber en la clase lo hagan incorrectamente.

Perfección. He perdido la cuenta de la cantidad de veces en las que esta palabra ha estado dando vueltas en mi mente.
Sin embargo no pierdo la esperanza. Nunca la he perdido, a pesar de que haya momentos en los que me hunda y piense que no voy a llegar a nada... Momentos que cada vez se hacen más abundantes ansiando una técnica impoluta que me permita relajarme más y disfrutar más de aquello que amo.
Perfección. No puedo dejar de pensar en ella.

No hay comentarios: