Lo dicho.
Ayer de noche salir a cenar con un amigo a un Friday's. En primer lugar tuvimos que esperar unos veinte minutos a que quedase una mesa libre y posteriormente a que nos atendiesen. Para más inri la comida tardó una hora y cuarto en llegar a nuestra mesa. A todo esto le podemos añadir que a la hamburguesa, en vez de ponerle patatas fritas de guarnición le pusieron puré de patata, poniéndonos como excusa que se les habían terminado.
Con todo este rollo, podéis comprender que llegué bastante tarde a casa, lo que conlleva a que me acosté más tarde aún.
Acostumbro siempre a poner dos despertadores porque soy muy perezoso. Uno a las 6:50 y otro a las 7:00. No recuerdo haber apagado ninguno de los dos. No recuerdo ni siquiera haberlos oído sonar. Si sois listos (cosa que afirmo) abréis adivinado que no me desperté a la hora a la que me tenía que despertar. ¡Me desperté a las 8:15! Y yo entro en el instituto a las 8:30.
Comencé a agobiarme mucho ya que en este instituto la norma es que si llegas tarde, no entras. Te pasan a una sala "de castigo" y esperas a la 2ª hora. Pero tampoco podía hacer eso porque entre que me duchaba, vestía, desayunaba darían las 8:30 y Madrid es grande y yo vivo a casi media hora del instuto. El mundo se me había caído encima por completo.
Decidí pues, llamar a mi madre. Explicarle que me había dormido y eso y preguntarle qué hacer; no tengo a nadie aquí que me pueda firmar un justificante. Estoy solo.
Mi madre llamó al instituto avisando de que llegaría tarde.
Yo ya estaba más tranquilo pensando que me dejarían entrar sin ningún problema.
Llego al instituto, me abren la puerta y comunico en secretaría que soy Alberto Blanco Pérez y que había llamado mi madre hacía unos minutos. "Sí, sí" - Me contestan - "Pase a jefactura de estudios"
Yo, como buen hijo de mi madre camino hasta jefactura y llamo a la puerta. "Un segundo" - Me dicen - "Enseguida le atendemos"
Esperé unos dos minutos y me hicieron pasar. Les conté todo lo ocurrido, que me había dormido, que mi madre había llamado, etc..
Afirmaron no tener noticias de ninguna llamada. Les comenté que en secretaría sí habían recibido la llamada y que lo lógico es que se la hubiesen hecho pasar a jefactura.
Me atendió un profesor (muy estúpido) el cual comenzó a reprimirme acusando de que dormirse no era ninguna justificación, que podría echarme ahora a la calle perfectamente, incluso abrirme un parte.
Yo ya estaba que me hundía en mi misería además de al borde de un ataque de nervios. Este personajillo, por más que yo intenté defenderme diciendo que no es normal que yo me duerma, que le puede pasar a cualquiera, que no tengo a nadie que me pueda despertar, etc... pero no sirvió absolutamente de nada mi intento. Aquel hombre seguía en sus treinta. Finalmente me envió a mi clase.
A lo que viene esta entrada es a la estúpidez que conllevan estas normas tan sumamente radicales. ¿Que quieren evitar que la gente falte a primera hora? Pues que busquen otro método menos radical, que conciencien a los alumnos.
Lo peor de todo es que este personajillo (no creo que desde mi persona mereza ningún tipo de respeto después de cómo me comunicó que no estaba bien lo que hacía y ese es otro tema; las formas de decir las cosas) me decía que tendría que entrar después del recreo. Pero ¡por Dios bendito de mi alma y de mi corazón! ¿Es usted subnormal o algo? Osea, que es mejor faltan tres horas lectivas que una ¿no? Yo es lo que entiendo. Si lo que se intenta con esto es que la gente no falte, ¿cómo puede entrar esto en la conciencia de alguien?
Es un sinsentido de arriba a abajo. Lo que consiguen con esto es que, los alumnos, para evitarse la monumental bronca que me tuve que tragar yo, y lo mal que lo pasé, cuando les ocurra algo así pues bien, o falten todo el día o falten las tres primeras horas en vez de intentar faltar las menos posibles.
De verdad...yo lo flipo en colores a cada momento que lo pienso.