domingo, 21 de agosto de 2011

Nueva aventura de viaje.

Esto es completamente surrealista. Tras mis seis horas de autobús con destino a la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas de Madrid y unos diez euros de taxi hasta la Terminal 2, aquí me encuentro. Tirado en el suelo -ya que no hay ni un maldito asiento- de la Terminal 2 del aeropuerto, frente a los mostradores de facturación.
¿De verdad nadie había pensado en que esta situación podría darse en algún momento? ¿Quién ha sido el subnormal que ha diseñado este aeropuerto, como para no poner asientos?

No hay quien entienda esto.
De momento no me queda otra que esperar. Son las 02:21h de la mañana y hasta las 06:00h no puedo facturar para poder pasar los controles, y poder sentarme y dormir un poco. Tengo unas cuantas películas en el ordenador. A ver cuando aguanta la batería.

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Ya son las 7:58h de la mañana. Hace ya tiempo que he facturado las maletas y pasado todos los controles. He podido dormir un poco tirado en un banco con la mochilla atada a todo el cuerpo.
Incómodo, pero necesario. Lo cierto es que ahora me encuentro mucho mejor. Hace casi dos horas se me cerraban solos los ojos y ahora, tras un café, un zumo y un croissant parece que vuelto a tener algo de energía. La misma energía que el monje Shaolin que acaba de pasar por delante mío en este preciso momento.

En, más o menos media hora comenzará el embarque, el cual deseo más que nada en el mundo. Primer destino Frankfurt. Una vez allí tengo dos horas de conexión entre vuelos antes del último destino, Orlando.

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Acabo de aterrizar en Frankfurt, y, tras un chequeo de arriba bajo creo que ya puedo relajarme un poco sentarme. Aún desconozco mi puerta de embarque, ya que mi vuelo -según los monitores y pantallas- estará situado entre las puertas A51 y A65.

He ido todo el viaje durmiendo. De hecho, me he despertado cuando las ruedas del avión se acercaban al suelo creando un estruendo nada agradable para los oídos. Sin embargo, la gente comentaba que había sido un vuelo muy pacífico, por tanto me lo creo.

De nuevo, es tiempo para la espera. No creo que tenga tiempo suficiente como para comenzar otra película. Al menos, no hasta que esté tranquilo sabiendo el número de mi puerta de embarque.

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