sábado, 13 de noviembre de 2010

Una terrorífica noche

Lo cierto es que me fui a la cama bastante tarde. Estuve hablando por teléfono con Evan hasta la 01:00h de la mañana. Y para cuando colgué y decidí acostarme, las cosas ocurrieron deprisa. Estaba demasiado cansado.
Todo estaba ocurriendo como cualquier otra noche hasta que a las 03:00h de la mañana un ensordecedor pitido me despierta. Nada más despertarme me encontraba en uno de estos momentos en los que todo parece raro y no sabes muy bien lo que está pasando.
El caso es que el pitido era demasiado para poder soportarlo y seguir durmiendo, así que salí de mi habitación a investigar de dónde venía el pitido.
Al otro lado de la puerta el pitido era aún peor. Más alto y más agudo. No sabía qué hacer, así que entré en la habitación de Connor para preguntarle si él también estaba oyendo lo mismo o yo me estaba volviendo loco de remate. No estaba allí. ¿Qué iba a hacer yo ahora?
Volví a mi habitación, abrí la ventana y me asomé a ver si podía oír algo o ver algo. Todas las ventanas de mi edificio tenían las luces encendidas.... eso quería decir que todo el mundo se había despertado por el mismo pitido -¡uf! no estaba loco-.

Desesperado, decido abrir la puerta principal del apartamento y asomarme a ver que ocurre por los pasillos. Yo vivo en el bajo, y desde mi puerta se puede ver la entrada principal del edificio.
Nada más abrir la puerta, todo es un caos al otro lado. Lo primero que veo es gente corriendo y un olor a humo impresionante. Miro hacia la entrada principal y veo unas luces rojas. Claramente, los bomberos estaban aquí. El famoso pitido no era más que la alarma de incendios.
Misterio resuelto. En ese momento me sentí mucho más relajado, hasta que me cercioré de que ¡coño!, ya sabía de dónde venía el pitido pero ahora había algo más serio e importante entre manos -os digo que estaba medio adormilado, no estaba utilizando todo mi cerebro-.

No sabía que hacer así que cerrar la puerta de mi apartamento y correr a esconderme en mi habitación fue un acto reflejo.
Estuve allí unos cuantos minutos. Cada vez oía más pasos, más gente y más ruido. La verdad es que en este momento ya estaba bastante asustado, porque no tenía ni idea de qué hacer. Así que vuelvo hacia la puerta de mi apartamento y me dispongo a abrirla por segunda vez. Un bombero que pasaba por delante de mi puerta me grita qué qué hacía ahí parado, que evacuase como todo el mundo.
Así que descalzo, en pijama y con mi móvil en mano salgo a la calle.

Minutos después parece que el drama ya ha pasado y todos volvemos a nuestros respectivos apartamentos. Yo vuelvo a la cama, olvidándome de todo y dándole vueltas a que sólo me quedaban dos horas más de sueño hasta que me despertase para ir a danza. Ya me habían vuelto a fastidiar la noche.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Charmed! te agregue a mi lista de blogs q leo... espero q no te importe... ok?

Charmed_boy dijo...

Claro que no me importa. :)

Axel Flo dijo...

Hostias... en mi colegio mayor suena la alarma a menudo, pero siempre porque un gilipollas la toca para tocar de paso los cojones a doscientos colegiales más jajaja

Anónimo dijo...

Que mal momento, no? a mi me va verdadero panico el fuego, es una cosa que no me puedo ni imaginar porque me pongo malo. Menos mal qeu no fue nada.

Un beso cielo